miércoles, 29 de julio de 2015

UN TROVADOR SICILIANO: GIACOMO DA LENTINO




Un poeta medieval, italiano, siciliano, de la tradición lí-
rica provenzal. En realidad, uno de sus iniciadores. Uno
que escribió los primeros sonetos. Al parecer notario de 
la corte imperial de Frederico II, en Sicilia, como figura 
en ciertos documentos de 1233 y 1240. Con seguridad 
murió antes de 1250. Mencionado en un pasaje famoso 
de la Divina Comedia, en el Purgatorio, XXIV, 
como el líder de una de las escuelas poéticas que prece-
dieron al dolce stil novo.
 Giacomo escribe en la tradición de los Trovadores, y fue
el primero, probablemente, en escribir este tipo de versos
en italiano. Siempre se mantuvo cerca de la lírica proven-
zal, tanto en los temas, como en las formas estróficas y
hasta en el vocabulario. No se han encontrado sonetos an-
teriores a Giacomo Da Lentino y se le considera el inven-
tor de esa forma poética. 
 Ezra Pound valoraba enormemente a los Trovadores. En
su libro de traducciones Confucius to Cummings, incluye
a Guido Guinicelli (1220-1275), pero no a Da Lentino.
Sin embargo, no dudaríamos en situar a éste entre los
inventores, una categoría de poetas "descubridores de
un procedimiento particular, o de más de algún modo o
procedimiento".
 El texto original en italiano fue editado por Bruno Panvi-
ni: Le Rime della Scuola siciliana. Vol. I dell' "Archivum
Romanicum". La versión al inglés es de Frederick Goldin.




                                                   1

Maravillosamente
un amor me abraza
y permanece siempre
en mi mente;
y en otra parte
pinta
la semejanza de su pensamiento;
ah, bella, yo hago lo propio:
dentro de mi corazón
porto tu imagen.

Siento que te llevo en mi corazón
como pintada en el muro,
y nada se ve desde fuera;
pero es como morir
no saber si sabes
como te amo en mi buen corazón;
porque siento vergüenza
hasta te miro ocultándome
y no te muestro mi amor.

Lleno de un gran deseo
he pintado un cuadro,
Ah bella, era tu semejante;
y cuando no te veo
miro esa imagen,
y parece que te tuviese delante;

como un hombre que cree
en ser salvado por su fe
en cosas que no puede ver.

Un dolor arde en mí,
soy como alguien sosteniendo fuego
escondido en su interior,
que cuanto más lo cubre,
más se desparrama
y no puede contenerse;
así ardo
cuando paso de largo y no te miro
a ti, rostro del amor.

Si me cruzo contigo,
no me doy vuelta,
Ah, bella, para volver a mirarte,
vas andando, y cada paso
me hace suspirar.
Y estoy en plena agonía
y apenas me conozco,
tanto, bella, me sufro.

Desde que te he alabado tanto,
mi dama, en todas partes,
por la belleza que posees,
no sé si te han contado
historias de mis halagos y artificios,
pues te noto dolida.
Pero si me miras
confirmarás las palabras que te diría
con mis labios.

Canzonetta nueva,
ve y canta este nuevo tema-
levántate en la mañana-
antes de la más bella,
flor de todas las mujeres merecedoras de amor,
más clara que el oro más fino:
-Tu precioso amor,
dáselo al Notario,
nacido en Lentino.


                                         4

El basilisco ante el luciente espejo
muere con placer;
el cisne canta más gloriosamente
cuando está próximo a su muerte;

el pavo real, estando en su mayor alegría
se altera cuando se mira los pies(1);
el fénix se quema íntegro
para regresar y renacer.

A tal naturaleza siento haber llegado,
al ir alegremente a la muerte ante su belleza,
y vuelvo sensual mi canto al acercarme al fin;

estando contento de pronto me desanimo.
ardiendo en el fuego me alegro nuevamente,
por ti, la más dulce, a quien deseo regresar.

(1) De acuerdo a los bestiarios, el pavo real siente vergüenza de sus pies
que no están, cree él, a la altura de su belleza.



                                                   5

Aquel que nunca antes ha visto el fuego
jamás pensaría que podría quemar;
más bien, su esplendor lo atraería,
al verlo, como un deleite, algo atractivo.

Pero si lo tocase en algún lado,
entonces sabría lo fuerte que quema;
aquella (que representa el amor) me ha tocad un poco:
mucho me quema. ¡Dios, si me abrazase!

si se abrazase en tí, dama mía,
que me haces pensar que serías mi solaz amándome,
y sólo me darías penas y tormento:

ciertamente el Amor actúa innoblemente,
ya que no ata al que se entrega a él sólo con palabras;
a mí, tu siervo, no me trae alegría (entusiasmo).

 NOTA  Estos poemas están escritos en un italiano medieval, 
muy mezclado con términos provenzales. Por ejemplo,
"che servo", es un término técnico de la poesía amoro-
sa provenzal que juega con la metáfora feudal de la su-
misión del enamorado confrontado con la amada.
La frase en italiano moderno diría "a mi che amo".
El término que cierra el soneto original es "isbaldimen-
to", que en provenzal significa 'alegría, entusiasmo', 
pero al perderse la rima (musical) con "tormento", de
los versos anteriores, se esfuma también el efecto de
contraste sugerido: allí donde el enamorado debía en-
contrar la pura felicidad, se encuentra con el inicio de 
sus problemas.

FUENTE (de los poemas)

Frederick Goldin. German and Italian Lyrics of the
Middle Ages. Anchor Books, 1973.

Citado

Ezra Pound and Marcella Spann. Confucius to Cummings.
An Anthology of Poetry. New Directions, 1964.









No hay comentarios: