viernes, 15 de mayo de 2015

POEMAS DE AMOR DEL ANTIGUO EGIPTO (3° Y ÚLTIMA PARTE)




Esta es la tercera y última parte de los poemas amorosos
del Período Medio llamado del Nuevo Reino (1543-1080
a.C.) de la civilización egipcia. Hay que agregar que con 
estos poemas se completa el total de los poemas egipcios 
de esa época que llegaron a nuestros tiempos.

 Reenvío al lector a las notas introductorias de las dos pre-
sentaciones anteriores: Poemas de amor del Antiguo Egip-
to (publicado el 26 de enero de 2012) y Más Poemas de a-
mor del Antiguo Egipto (del 4 de marzo de 2012) 

 Dijimos ya que existían cuatro fuentes de estos textos.
 En total, se trata de 57 textos, algunos de ellos son mediana-
mente incompletos. Los egipcios se referían a sus poemas a-
morosos (todos del género oral) de diversas maneras. Las pa-
labras más frecuentes para nombrarlos son shmj-jb "felici-
dad, dicha" (literalmente "aquello que hace olvidar al cora-
zón") y ndm "aquello que es dulce o placentero". Las com-
posiciones llevaban el nombre de "cantos", "declaraciones",
"versos" o "palabras". Estos cantos de amor conservan la
mayoría de las características que W. Ong (en 1982) utili-
zan para definir el género oral de la poesía.
 De acuerdo a las cosmogonías egipcias, una de las formas
de creación del mundo ha sido a partir de la masturbación
del dios creador, quien puede haber poseído cualidades an-
dróginas. Otras versiones afirman que el dios era masturba-
do por una figura femenina.
 De todos modos, los dioses egipcios suelen aparecer en pa-
rejas y familias. La primera y más importante de las diosas
egipcias se llama Hathor, considerada la diosa "femenina"
por excelencia. Su intrincado carácter la vincula con Sekh-
met, el fiero ojo de Ra, así como con Isis, la madre de Ho-
rus. Hathor fue también la diosa del amor, de la fertilidad,
de la alegría -y hasta ha sido definida como "la diosa egip-
cia de la sexualidad". En los festivales dedicados a ella, tan-
to el éxtasis (no en el sentido actual), como el comer, el be-
ber y el copular eran muy populares.
 La posición social de las mujeres en esa civilización las a-
lejaba de la burocracia gubernamental, pero S. Allam (1969)
estudió la posición legal de la mujer  egipcia y concluyó que
las mujeres funcionaban por las suyas en la Nuevo Reino,
tanto en lo económico como en lo legal.
 En otras palabras: si bien las diferencias de género existían
como parte de la estructura formal de la sociedad egipcia,
(Robins, 1993/ Roth 2008) la dominancia masculina que a
veces ha parecido obvia no ha resultado serlo en otros
estudios.
 Robins (1994) ha hecho un notable estudio de las tumbas
de la 18° Dinastía (Nuevo Reino), constatando que las es-
posas acompañaban al hombre en las tumbas, conservando
éstos una cierta preminencia, de acuerdo a las reglas del de-
coro; existiendo excepciones de mujeres que tenían su pro-
pia estela estatua o tumba. Aunque esto ocurría en una pro-
porción mucho menor que las puramente masculinas.

 La lengua egipcia es rica en vocablos que nombran partes
del cuerpo, así como en un léxico para referirse al acto
sexual en sí. A la abundancia de estos términos se agregan
las numerosas metáforas como "entrar a la casa de tu ama-
da y llenar su portal" o "su puerta se sacudirá", etc.
 Había un color diferenciado con el cual se pintaban los
cuerpos en las tumbas (marrón rojizo para el hombre y ama-
rillo para la mujer). La cosmética era de gran importancia,
un arte en sí mismo: depilación, arreglos del pelo, uso de
pelucas, maquillaje para ojos, cuidadas vestimentas; de tal
modo que las personas terminaban pareciéndose entre sí y,
por momentos, podía resultar difícil distinguir mujeres y
hombres, ya que usaban el mismo tipo de maquillaje y se
engalanaban con la misma clase de joyas. (Nos referimos
aquí a las clases altas, por cierto.)
 Hay mucho más escrito acerca de lo que hacía atractivas
a las mujeres para aquellos hombres que al revés. El único
rasgo masculino que aparece resaltado es el de su carácter.
 Hay cierta unidad de criterio en los estudiosos acerca de
ciertos temas:
 Existían los harenes. Los faraones solían tener cientos de
mujeres, muchas de ellas regaladas por pueblos vecinos.
Las mujeres egipcias tenían privilegios como el de que
sus hijos - había hijos de todos los colores- tuviesen jerar-
quía real.
 Las mujeres eran consideradas aptas para el matrimonio
a partir de la primera menstruación. Algunas versiones in-
dican sin embargo q había casamientos con niñas de 6 o
más años. En ninguno de los casos los hombres se casaban
tan jóvenes.
 La 32° Máxima de las Instrucciones de Ptahhotep advierten
contra el sexo entre hombres, aunque no se sabe si se refiere
al no consentido o a ambos.

 Los cantos amorosos egipcios de esa época se caracterizan
por un tipo de amor omnipresente, que era común en Medio
Oriente. Los poemas líricos árabes conocidos como wasf,
tienen una impronta muy semejante. En general hay una
descripción admirativa de los rasgos de la persona amada,
siendo la descripción de las mujeres bastante más frecuente.
Los poemas se refieren a ellas tanto en relación a su belleza
como a su carácter. En el caso de los hombres, el carácter
es el rasgo predominante.  Las metáforas se inspiran en el 
mundo natural, así como en el mundo mineral -piedras pre-
ciosas. En cuanto al ideal de belleza que tiñe estos cantos,
parecería que los rasgos físicos más destacados fueran: el
pelo, los pechos, los muslos y la piel clara.
 Las fuentes de estos textos se señalan como título de los
mismos. "P" es la abreviatura de "papiro" y "o" correspon-
de a "ostracón". Los más importantes son el papiro llamado
de Chester Beatty I, cuyas fechas no son precisas, aunque
se calcula que no pueden ser anteriores a Ramsés V. Pro-
vienen, eso sí, de Tebas. El papiro Harris corresponde a la
19° Dinastía y fue descubierto en Tebas. Consiste en seis
páginas enteras y fragmentos de otras dos. El ostracón
DM y el CGC provienen de un gran jarrón y fueron halla-
dos en Luxor. 
 Como observarán los lectores de estos poemas, el corazón
aparece mencionado en muchas ocasiones. Para los egipcios,
el corazón del individuo está vinculado tanto con el sol cós-
mico como con los dioses que mantienen al mundo en mar-
cha. La idea de la resurrección se corresponde con la diaria
elevación del Sol. Y esto explica también el trabajo que se
tomaron para conservar el corazón físico después de la muer-
te. Para ellos el corazón estaba estrechamente vinculado con
el alma y ésta con el Ba del sujeto, su espíritu, equipado con
alas. El corazón era el único de los órganos internos que se
reintroducía en el cuerpo al embalsamarlo. El cerebro, que 
se extraía por la nariz, era uno más entre el resto de los ór-
ganos, que se conservaban en frascos especiales. Entre los
símbolos del corazón hay dos que son dominantes: la piedra 
corazón, que se modelaba como un cuenco, y el escarabajo 
corazón, que viene a ser el escarabajo pelotero, que simbo-
lizaba el renacimiento en el más allá. Se han encontrado numerosísimos escarabajos (el gran escarabajo azul marino
o violeta oscuro con su gran escudo y so caparazón por en-
cima de las alas) en las tumbas egipcias y en las momias,
hechos tanto en cerámica como en piedra o en metales pre-
ciosos. A veces, maravilla, el escarabajo con las alas desple-
gadas sobre un bello mosaico dorado. En las representacio-
nes de la relación corazón-Sol, se observa un escarabajo (el corazón) que empuja una bola (el Sol). Para los egipcios el
corazón cumplía un papel en el paso al más allá: el corazón
lo sabe todo y, después de la muerte ha de responder por el
difunto. Un corazón duro es, pues, la metáfora del autocon-
trol y del comportamiento correcto. Las inscripciones halla-
das bajo los escarabajos simbólicos, así lo demuestran:
"¡Corazón mío, no te levantes para testificar contra mí!"
Para ellos el corazón era el resultado del corazón recibido
("el que me dio mi madre") y el cultivado ("el que me dio
mi formación").
 El corazón debe formarse según los principios que repre-
senta el Ma'at, es decir "el orden del mundo", creado por la
divinidad en el origen como justo y recto. Es con el corazón
justamente que las personas reconocen este orden y es ali-
neándolo con él que deben guiar su conducta. "Debes ani-
mar a tu corazón a seguir a Maat".
 Formarse es aprender a oir el orden divino, el Maat, en el
propio corazón, en otras palabras, reconocer al dios. La ima-
gen del "corazón que escucha" proviene de la civilización
egipcia. Así aparece en el Libro de los Muertos, compilado
alrededor del 300 a.C. 




DEL PAPIRO LLAMADO DE "CHESTER BEATTY"

Cuando la estoy besando
Y sus labios están abiertos,
Estoy en éxtasis (aun) sin cerveza.
Ah, cómo la mañana está cumplida:
Menquet está preparada en eso,
Guiándome con [...]
[a] su dormitorio.
Aproxímate para que pueda hablarte:
Ubica un lino bueno entre sus piernas
Y extiende un lino real para ella,
Ten cuidado con el lino blanco para adornar.
En cuanto a ... sus [de ella] miembros [...]
Sus miembros, ellos son como aquellos empapados
    en aceite de alcanfor.


CHESTER BEATTY I, COLECCIÓN I, 1° estrofa

Comienzo de las declaraciones de gran placer

Única es (mi) amada, sin ninguna segunda,
Más hermosa que cualquiera.
Mira, ella es como la Estrella
Que se alza al comienzo del buen año,
Cegadora, excelente, de tez clara,
Hermosa cuando los ojos la miran.
Sus labios son dulces cuando habla,
Ella no tiene palabras de más.
De largo cuello, clara de pecho,
Sus cabellos son (de) verdadero lápiz lázuli,
Sus brazos sobrepasan al oro,
Sus dedos son como flores de loto,
Ancha de labios, angosta de cintura,
Sus muslos subrayan su belleza.
Equilibrada de 'trancos' cuando camina la tierra,
Ella aferró mi corazón en su abrazo.
Ella hace girar los cuellos
De todos los hombres
Para mirarla.
Feliz es todo aquel que la abraza,
Siendo como la primera de las amantes.
Cuando avanza, ella parece
Como la Diosa Dorada, la Única.

[En las representaciones artísticas egipcias, las mujeres
no son retratadas de manera uniforme. En general son del-
gadas, y no tienen pronunciados pechos ni caderas. A ve-
ces son visibles los pezones -al igual que en las representa-
ciones masculinas. De todos modos, se trata de artistas hom-
bres, por lo cual no tenemos forma de saber cómo se veían
las mujeres egipcias a sí mismas. Por otra parte, como lo
señala la notable música y egiptóloga Marina Scriabine,
a la silueta del hombre, en los jeroglíficos, se la representa
de frente; en cambio a la mujer se la muestra "totalmente
de perfil y con los hombros esfumados. Tal actitud le permi-
te inmovilidad prolongada, y a la vez que sugiere una espe-
cie de meditación y tendencia a la intimidad; curiosamente
es una postura vecina de la que se les asigna a los dioses".]



CHESTER BEATTY I, COLECCIÓN I, la 2° estrofa

Segunda estrofa

Mi amado confunde mi corazón con su voz,
él causó enfermedad (de amor) para aferrarme.
Él está entre los vecinos de la casa de mi madre,
(Y aun así) no puedo ir hacia él.
Mi madre hace bien [Literalmente: 'es buena')
al aconsejarme así:
"¡Deja de verlo!"
Mira, mi corazón se irrita cuando él es recordado,
El amor por él me ha atrapado.
Mira, él es como un tonto
Pero yo soy igual que él.
Él no sabe de mis deseos: de abrazarlo,
Y que él le escriba a mi madre.
Mi amado, ¡sí! Estoy destinada a vos
Por la Diosa Dorada.
Ven a mí, para que pueda ver tu belleza,
(Y) para que mi padre y madre puedan ser felices.
Toda mi familia se regocijará acerca de ti como uno solo,
Se regocijarán acerca de ti, mi amado.



CHESTER BEATTY I, COLECCIÓN I, la 3° estrofa

Tercera estrofa

Mi corazón deseaba ver la belleza de ella,
Mientras me sentaba en su presencia.
De camino me crucé con Mehy en su carruaje
Junto con sus amantes
No pude componerme en su presencia
Y pasé a su lado de una zancada:
Mira, el río es como un camino
No sé dónde poner mis piernas.
Eres completamente ignorante, corazón mío,
¿Por qué te acercarías a Mehy?
Mira, cuando pase frente a él,
Le diré lo que me molesta.
"Mira, yo te pertenezco" le diré.
Él alabará mi nombre
Y me asignará a un jefe de los discípulos
Que son sus seguidores.


[Mehy es un nombre que aparece en varios de estos poemas,
de identidad misteriosa. Es probable que sea una figura mí-
tica, relacionada con los amantes, alguien emparentado con
Cupido o con Baco, con sus alegres seguidores. Una deidad
menor, a la que el que habla le quiere pedir ya sea que le
confiera un encuentro feliz con la mujer deseada, o bien que
le ayude a tentarla, si es que es la mujer de otro.]



pHARRIS 500, COLECCIÓN II, 8

Mi corazón recordaba el amor de vos,
Cuando (sólo) la mitad de mis mechones estaban trenzados.
Corrí enseguida para verte,
Mira, descuidé mi peinado.
Yo (...) y vestí mis trenzas
Para estar preparada para cualquier momento.

[Al parecer la importancia del peinado no era menor; en este
caso parece que la mujer pasó de la sorpresa de pensar en su
amado estando a medio peinar, para intentar estar siempre
preparada para él. En algunos casos lo fragmentario de aque-
llo que ha llegado a nosotros como un mensaje milenario, nos
obliga a suponer el sentido.]



pCHESTER BEATYY I, COLECCIÓN I, la 4° estrofa

Cuarta estrofa

Mi corazón corre alocadamente
Cuando pienso en (mi) amor por vos.
No me permite comportarme correctamente,
Ha abandonado su lugar.
No me permite ponerme una túnica,
Ya no uso mi capa.
Ya no me aplico pintura negra en los ojos,
Y no me unjo en absoluto.
"¡No te detengas, ve a (su) casa!"
Me dice cada vez que pienso en él.
Mi corazón, no seas tan estúpido.
¿Por qué te comportas (como) un tonto?
Cálmate, y tu amado vendrá a vos,
Y he de actuar con coraje también.
No permitas que la gente diga de mí:
"Esta mujer ha caído a causa del amor."
Permanece firme cada vez que pienses en él,
Corazón mío, ¡no corras alocadamente!


[El verso "Y he de actuar con coraje también" no es de clara
traducción. Se ha elegido ésta en el contexto de una mujer ha-
blando con su corazón y dándole instrucciones. No hay que
olvidar que se traduce no sólo otra lengua, sino una lengua
escrita con jeroglíficos.]



oDM 1266 y oCGC 25218, B, 5

Ojalá tuviese a (mi) amado todos los días,
Como el verdor de las coronas
[(Hechas) de?] cañas secas,
Flores de cártamo, enlazadas flores de merbeb,
Flores azules, mandrágoras que han brotado,
Flores de la tierra de los Hititas en plena floración,
Hinojo florecido (.....),
Y el verdor del sauce
Entonces ella podría ser mía todos los días
Como el verdor de las coronas
De todas las flores que crecen en los campos,
(...) entera.

[El cártamo produce dos pigmentos, amarillo y rojo y se
usó como colorante en Egipto en esa época. Tiene, ade-
más propiedades curativas. Las "flores azules" se refiere
a flores de color lapislázuli, una planta venida de Nubia.
El hinojo era considerado curativo, según el papiro médi-
co egipcio. El sauce crecía silvestre, pero también se solía
plantarlo en los jardines.]






P. HARRIS 500, COLECCIÓN I, 5

Mi corazón aun no está satisfecho con tu amor
Mi lujurioso cachorro de chacal.
(No puedo) liberarme de la intoxicación de (estar con) vos,
Hasta que me siento ahuyentada y empujada
A vivir en los pantanos.
Al Levante con báculo y palos,
A Nubia con una vara de palma.
A las tierras altas con un bastón,
A las tierras bajas con una caña.
¡No escucharé sus consejos
De renunciar a mis deseos!


[Chacal, puede ser también lobo y representa el término
"copular", o bien "la voluptuosidad", "la lascivia".
Al norte de Egipto: Siria-Palestina o la zona de Biblos,
la frontera norte de Khor, son las regiones sugeridas, te-
rritorios conquistados, todos ellos.]


pHARRIS 500, COLECCIÓN II, 6

La voz de la golondrina habla
Y dice: 
"Está amaneciendo, ¿adónde vas?
¡No te burles de mí, pájaro!
Encontré a (mi) amado en su dormitorio,
Y mi corazón estaba excesivamente contento.
Dijimos: "No me iré.
Mi mano estará en (tu) mano.
Caminaré contigo en cada hermoso lugar."
Él me tomó como a la mayor de todas las bellezas,
Él no ha herido mi corazón.


[Supuestamente, la joven se ha encontrado con su amante 
en su dormitorio la noche anterior y ambos han decidido
permanecer juntos aunque haya llegado la mañana. Tener-
se de la mano es un gesto frecuente que indica cercanía,
intimidad, un gesto que también reproducen entre dioses
y mortales.]


pHARRIS 500, COLECCIÓN III, 1

Comienzo de un canto de entretenimiento

(¡Aquí están) las flores de la verdolaga !
Mi corazón se inclina hacia vos,
Haré por vos todo lo que él desee.
Estoy en tus brazos,
Es mi deseo el que pinta mis ojos.
Cuando te veo, mis ojos brilla.
He venido a vos para ver tu amor,
¡Príncipe de mi corazón!
¡Qué hermosa es esta hora!
Esta hora se extenderá para siempre para mi,
Cuando estoy acostada con vos-
Has aferrado mi corazón.
¡Haya dolor o dicha, no me abandones!


[En casi todas las representaciones pictóricas egipcias, es
el hombre el que abraza a la mujer. Generalmente el abrazo
es entendido como un gesto de amistad o proximidad, igual
que en otras culturas. Lo interesante es que en las representa-
ciones escultóricas es la mujer, en casi todos los casos, la 
que abraza al hombre.
 La expresión del último verso es única en estos textos amo-
rosos, aunque la norma fuese, probablemente, la de no dejar
a la pareja de toda la vida, tal como lo sugieren los textos de
Ptahhotep.]


oDM 1266 y oCGC 25218, 8-14, A/6

Cuando la abrazo, sus brazos se despliegan sobre mi.
(Soy) como uno que está en Punt.
Es como las flores amarillas del arbusto, que se han con-
                                                        [vertido en una mezcla
Y cuyo olor (parece) el del labdanum


[Esto sugiere un abrazo mutuo de los amantes. La alusión
a tierras lejanas (Punt) sugiere una experiencia extraordi-
naria, aunque en este caso Punt represente también las fra-
gancias. Se desconoce qué clase de flores son. En el origi-
nal, su nombre vendría a ser 'Misy'. En cuanto al labdanum,
que no hay que confundir con el láudano, se trata de una
rosa de las rocas, de propiedades curativas y que se carac-
teriza por despedir un olor raro y placentero cuando es que-
mada.]


oDM 1266 y oCGC 25218, 8-14, A, 4

El amor de mi bienamada está en aquellas orillas;
El río ha devorado mis miembros.
Nun está fuerte a la hora de la (crecida)
Y un voraz cocodrilo está esperando en el banco de arena.
Me metí en el agua para vadear a través de la inundación,
Mi corazón estaba confiado en la orilla.
Encontré al cocodrilo como una (mera) laucha,
Y las aguas inundantes como suelo para mis pies.
Es el amor de ella el que me hace fuerte,
Ella hará un hechizo-acuático para mi.
¡Veo a aquella que mi corazón ama
Parada justo enfrente mío! 

[Nun es la diosa del océano originario, que personifica el
poder de las vastas aguas de la inundación del Nilo. Es po-
sible que la idea del hechizo-de-agua que ciertos sacerdo-
tes proferían para proteger al ganado que cruzaba el río,
sea tomada poéticamente por el autor de estos versos.]


pHARRIS 500, COLECCIÓN II, 4

Salí (...) a causa de tu amor,
¡Pueda (mi) corazón quedarse quieto dentro mío!
Cuando veo tortas dulces,
Es como ver sal.
Vino dulce, alguna vez placentero en mi boca,
Es como la hiel de los pájaros.
Tan sólo la fragancia de tu nariz
Es lo que le da vida a mi corazón.
Me di cuenta que me fuiste dado por Amun
Para toda la eternidad.

[Amun es el dios 'jefe-de-estado' de los dioses. Otra deidad
que suele aparecer en los poemas amorosos es Hathor, la
diosa del amor.]


pCHESTER BEATTY, COLECCIÓN I, la 7° estrofa

Por siete días hasta ayer, no he visto a mi amor,
La enfermedad se ha adueñado de mi.
Mis miembros se han vuelto pesados,
Y he perdido todo control sobre mí.
Si el mejor de los médicos viniese a verme,
Mi corazón no podría satisfacerse con sus remedios.
Aun los sacerdotes lectores no pueden encontrar el medio,
Mi enfermedad no es reconocida.
El que me dice: "¡Mira, es ella!", ése es el que me revivirá.
Su nombre me pondría en pie.
La ida y venida de sus mensajeros, ¡eso es lo que revivirá mi
                                                      [corazón!
¡Mi amada es más beneficiosa para mí que cualquier remedio,
Ella es más grande para mí que el resto! 
Mi bienestar es que ella entre,
Cuando la vea, entonces me sanaré.
Ella (tan sólo) abre sus ojos, y mis miembros son jóvenes 
                                                               nuevamente)
Ella (tan sólo) habla, y yo soy fuerte (de nuevo).
Cuando la abrazo, ella destierra de mí el mal.
(Pero) me ha dejado hace siete días.


[Los médicos del Antiguo Egipto conocían la función bioló-
gica del corazón. Además sabían tomar el pulso y eran con-
cientes de que se trataba de una función cardíaca. Para ellos
el corazón es el centro y el núcleo interno del hombre, el
centro del pensamiento y de todas las actividades intelectua-
les. Se dice de un rey: "Lo que pensaba mi corazón, ocurría
con mi mano."
 Por otra parte, este poema nos permite señalar algunas de
las características del mundo amoroso que se representa en
esta serie: no se habla de relaciones clandestinas, no se men-
cionan temas mitológicos, tan frecuentes en la poesía amo-
rosa griega, por ejemplo, no predomina la melancolía, y,
por fin, no se habla aquí del amor doloroso extremo, sino
más bien de un amor sensible y sensual. Podríamos decir
que en la temática amorosa de estos egipcios el amor pue-
de permanecer irrealizado, pero nunca es irrealizable.]


pHARRIS 500, COLECCIÓN I, 1

No estoy con vos-
¿Dónde has depositado tu corazón?
(Vos) no me estás abrazando cuando me acerco (a vos),
(...)
(...) placer
Si me estás buscando para acariciar mi muslo,
Es mi (...)
¿Es porque has pensado en comida que me estás dejando?
¿Eres un hombre de su vientre?
¿Es a causa de las ropas (que te vas)?
(¡Pero) tengo lino!
¿Es a causa de la cerveza que te vas?
(...) toma mis pechos-
Sus riquezas fluirán hacia vos.
Un día en mi (...) abrazo es mejor que cientos de miles (en
                                                                     [los) campos.

[Los muslos son considerados zonas erógenas en las culturas
modernas; parece que ya lo eran en esos tiempos. El no control
de las pulsiones -apetito, bebida, etcétera- era impensable para
una persona egipcia de las clases educadas. La glotonería era
vista como una forma de conducta descontrolada y arrogante.
Por otra parte, es innegable que se sugiere aquí una relación
entre el apetito sexual y esos otros apetitos. Dos versos de o-
tros poemas se refieren a esto: "por mi hermana más que por
la carne" (hermana es una forma de llamar a la amada); y "la
mujer va hacia un hombre "como el buey a la hierba fresca".
 El lino era maravillosamente trabajado por los egipcios an-
tiguos. El chal de esa tela que envolvía a Tutankamón era de
una calidad única, y su confección debió de haber insumido
al menos nueve meses de trabajo.]


pCHESTER BEATTY I, COLECCIÓN III, 1

Tráelo a la casa de la amada
Y llena su entrada.
Su verja se sacudirá
Y su glorieta se inundará (de flores).
Proveela de cantos y danza,
De vino y cerveza (...) su sombra
Inflamarás sus pasiones
Y la completarás por la noche.
Entonces ella te dirá: "Tómame en tu abrazo,
Y cuando el alba llegue, aun (estaré) allí."

[Pleno de alusiones sexuales, este poema contiene metáfo-
ras de difícil traducción. "Llena su entrada", implica también
el término "cueva" y, por ende, vagina. En el original, ciertas
expresiones son un tanto más oscuras de lo que aparecen en
esta versión occidental.]





FUENTES

 La fuente fundamental de esta tercera serie de textos pro-
viene de un libro reciente y difícil de hallar:
Renata Landgráfová y Hana Navrátilová. Sex and the Gol-
den Goddess I. Ancient Egyptian Love Songs in Context.
Este libro extraordinario, que recopila todos los poemas del
Período llamado del Nuevo Reino, fue editado en Praga, por
un programa del Ministerio de Educación, en 2009.



 Detalla los jeroglíficos de cada texto y explica cómo han si-
do interpretados. Se refiere, además, a las fuentes más presti-
giosas que han antecedido este trabajo, algunas de las cuales
son las que siguen.

Miriam Lichtheim. Ancient Egyptian Literature. Volume II:
The New Kingdom. Univ. of California Press, 1976.
John L. Foster. Love Songs of the New Kingdom. Univ. of
Texas Press, 1992.
Ambos textos son traducciones directas del egipcio.

Barbara Hughes Fowler. Love Lyrics of Ancient Egypt. The
Univ. of North Carolina Press, 1994.

Ezra Pound and Noel Stock: Come Swiftly to Your Love.
Love Poems from Ancient Egypt. Hallmark, 1962.

Los comentarios acerca de la importancia del corazón en el
Antiguo Egipto provienen en parte del libro de Ole Martin
Hoystad, "Una historia del corazón. Desde la antigüedad
hasta la actualidad". Lengua de Trapo/ Manantial, 2004.

Las fotos fueron tomadas en el sector egipcio del Metropo-
litan Museum of Art de Nueva York. 

1 comentario:

Martha dijo...

Muy interesante. Gracias