martes, 24 de marzo de 2015

POESÍA DE LOS OTOMÍES



Como es bien sabido, la conquista de México por Hernán
Cortés se vio favorecida por las profundas enemistades de
los diversos grupos étnicos que habitaban la región. El pa-
pel de los Otomíes no fue nada menor, aunque lamentable-
mente son muy escasos los informes que los frailes han de-
jado acerca de este importante grupo de tribus mesoameri-
canas. Habitan aún hoy (hay alrededor de 650 mil Otomíes)
una zona geográfica fragmentada, que ocupa diversos esta-
dos de México. Actualmente existen unas cien lenguas O-
tomanguenas. El nombre "Otomíes" les fue dado por los an-
tiguos mexicas y significa "quien camina con flechas" o
"flechadores de pájaros".
 Estos son algunos de los textos conservados.

 EL RÍO PASA

El río pasa, pasa,
nunca para.
El viento pasa, pasa,
nunca para.
La vida pasa, pasa,
nunca vuelve.


UN CANTO TRISTE

Con lágrimas de flores melancólicas,
yo, el cantor, preparo mi canto.
Yo recuerdo a los príncipes,
los destrozados príncipes,
que fueron señores,
que ejercieron su poder sobre la tierra,
los príncipes, aplastados como plumas de quetzal,
quebrados como piezas de jade,
forzados ahora a trabajar
en el más allá, donde ninguna carne permanece.
Tengamos la esperanza de que fue delante de sus ojos,
tengamos la esperanza de que fueron capaces de haber visto,
así como se ve en la tierra,
el conocimiento de nuestro Señor de lo Próximo y de lo Cer-
                                                                                        [cano.

Canto mi tristeza,
recordando a los señores;
si sólo pudiesen ellos regresar, si pudiese llevarlos,
si pudiese sacarlos de allá, del lugar de los descarnados.
Si tan sólo uno pudiese vivir dos veces sobre la tierra,
entonces ellos podrían admirar a los príncipes
que nosotros admiramos.
¿Tal vez ellos estarían pasmados por el amor
del Dador de la Vida?
¿Es posible que esta sea nuestra recompensa?
Si tan sólo pudiésemos saberlo, nosotros los desagradecidos.
Por esto mi corazón solloza,
pongo mis recuerdos en orden, yo el cantor.
Con lágrimas, con angustia, lo recuerdo.

Si sólo pudiesen escucharme,
si les hubiese cantado alguna canción hermosa,
allí en la región de los descarnados;
si sólo pudiese todavía darles felicidad,
si sólo pudiese todavía darles coraje,
en su tormento, en su aflicción.

¿Tal vez debería saberse?
¿Cómo debo intentarlo?
¿Será que jamás podré seguirlos a donde están?
¿Será que nunca podré volver a hablarles como lo hacía en
                                                                                [la tierra?


SEIS CANTOS ERÓTICOS Y UNA DESPEDIDA

I
Gira tu mirada,
estamos yendo ahí.
Gira tu mirada,
estamos trepando hacia allí.
para cuando se enteren,
tu mamá y tu papá,
estaremos de vuelta
de hacer lo que planeamos.

II
¿De qué tienes miedo?
¿De qué tienes miedo?
¿De que te mancharás la enagua?
La, la, la, la.

III
Cuando lo necesitas, lo necesitas.
Cuando no, ¿por qué no?
Cuando te digo que vengas aquí,
No me salgas con un No.

IV
Dile a mi cuata,
para ver si quiere,
porque su tipo
se está muriendo de frío.

V
"No lo hagas de esa manera,
cuñada."
"¿Cómo he de hacerlo
parada sobre el suelo?"

VI
-temblorosos pechos,
manzana, pequeña mujer, ¡caray!
Abre tus hermosos muslos,
tengo una gran urgencia, ¡caray!

Pon el astil en la tierra,
mi preciosa pequeña paloma.
"¿Son bonitas mis enaguas?"
"Son del color de las rosas."

VI
En el cielo, una luna;
en tu rostro, una boca.
En el cielo, muchas estrellas;
en tu cara, sólo dos ojos.


DESPEDIDA

Mañana tu morocho se va,
tu estudiante estará en camino,
dale un pequeño beso, si quieres,
Dios sabe si regresará algún día.



UNA ANOTACIÓN
Una de las metáforas claves en las composiciones de estos
pueblos es la de las flores. En su forma más simple, descri-
be el precioso sonido del tambor; en el siguiente nivel, re-
presenta la belleza tanto como sustantivo como adjetivo; co-
mo parte de las Flores del Atardecer, se refiere a los guerre-
ros mismos; en el difrasismo "flor y canto", forma parte del
concepto de poesía. Las palabras "quetzal y plumas de quet-
zal" están plenas de variadas connotaciones.
Difrasismo: Angel María Garibay lo define como "dos tér-
minos concretos que se usan juntos como una convención
para expresar una idea." La blusa, la pollera : la sexualidad
de una mujer. Jade y plumas de quetzal: belleza.


FUENTE

Miguel León Portilla & Earl Shorris. In the Language of
Kings. An Anthology of Mesoamerican Literature- Pre-
Columbian to the Present. W.W. Norton & Co., 2001.

1 comentario:

Elena Maldonado. dijo...

Se agradece está publicación para conocer esas culturas que conformaron el México que no antecede y que no debemos dejar en el olvido.