martes, 20 de enero de 2015

EL ULTIMO ENCUENTRO CON ARTAUD

 
Foto tomada entre 1947 y 1948.


Este documento fue publicado en un folleto titulado Cahiers
de Poésie, número 3, en París, en agosto de 1948. Es prácti-
camente desconocido tanto en castellano como en francés.
La entrevista que se relata aquí se llevó a cabo en el sana-
torio en el que se hallaba Antonin Artaud el 28 de febrero
de 1948, es decir el sábado anterior a la muerte del poeta.

 Yvry... Una verja, un parque. Este es el sanatorio.
 Oí hablar de Artaud, de su locura y leí El teatro y su doble.
Fui citado por Artaud para el sábado entre las diez y la una.
 Una joven guardiana nos conduce a través del parque neva-
do y silencioso hacia un edificio cuadrado a cuyo alrededor
damos una vuelta antes de golpear en una puertita baja.
 -Sí, entren... ¿Quién es?
 Nunca me sorprendí tanto. Una pieza cuadrada, grande, el
piso manchado, la cama agujereada, un grueso tronco astilla-
do en parte, un sofá y dos sillones. Los postigos cerrados dan
a la habitación un aspecto de horrible abandono.
 Antonin Artaud está frente a la chimenea, donde arde un
fuego de leña. El pantalón es de color gris oscuro. La camisa
sucia y desabrochada deja ver un pañuelo rojo anudado alre-
dedor del cuello. Un mechón de pelo le cae sobre los ojos.
Nos parece espantosamente delgado.
 Se sentó junto al fuego.
 -¿Usted no ha leído ninguna otra obra mía? Hace algunos
meses que salí de mis asilos... de mis asilos de locos. Tengo
la espalda agujereada, los médicos me golpearon con marti-
llos y barras de hierro.
 Yo lo miraba. Un rostro de alucinado, de apasionado, un
hombre que parecía a la vez un demonio.
 Se levantó y tomó un martillo.
 Mi amiga y yo comenzamos a estar menos seguros que nun-
ca, y por suerte la mujer del sanatorio nos tranquilizó con una
sonrisa.
 Artaud se acercó al tronco, el iris dilatado, las pupilas minús-
culas y negras.
Mire, así es como doy ritmo a mis poemas. Esto les da más
fuerza, más potencia, más densidad.
 Y se puso a golpear sobre el trozo de madera, los cabellos de-
mentes, el ceño huraño, los labios húmedos, aullando un poe-
ma del que sólo se entendía la primera palabra. "Caín",
 Era inaudito. Aquel ser doliente golpeaba con un martillo y
su grito casi inarticulado se convertía en un canto de guerra
primitivo, el canto de victoria y de muerte envolvía la habita-
ción. Sobre la pared, enfrente, un dibujo nos miraba.
 El poema concluyó y él se detuvo, agotado, el martillo inú-
til colgando en el extremo de su brazo, mientras las delgadas
astillas yacían esparcidas por todo el piso.
 Se dirigió al escritorio, a la mesa desordenada que le servía
de escritorio y, revolviendo entre los papeles, buscó si no le
quedaba un ejemplar de la Cultura India* que pudiera darme.
No encontró nada, pero volvió con un minúsculo cuaderno
de dibujo de tapa azul en el que había intercalado poemas.
 Me dejó a mí el cuaderno azul y a mi amiga los dibujos. Lue-
go asió de nuevo su martillo y golpeó otra vez durante largo
rato. Después se volvió hacia mí, se apoderó de los poemas
y los dibujos, y agregó con gravedad, dulcemente:
 -Usted mira los dibujos al revés.
 Imaginé que iba a estallar y retrocedí un poco. Su voz era
extraña, con inflexiones de gran señor. Tomó las hojas, y me
las devolvió tal como estaban antes.
 -Aquí tiene un hombre y la cadena que lo mata, procedente
del infinito... Esto es una máquina voladora que atravesó los
espacios interplanetarios. Está detenida, quebrada, rota...
 Luego se puso frente a mí, apuntó con un dedo a mi pecho y,
con un dibujo en la mano izquierda, me miró. Yo tenía la im-
presión de que las ondas me atravesaban.
 Tomó un paquete de cigarrillos y nos ofreció uno a cada uno.
Luego, extrajo de un sobre un mazo de tarjetas blancas, tomó
una, escribió unas pocas palabras y me la tendió.
 -Venga el lunes por la noche a la emisión de mi mensaje:
"Hay que terminar con el juicio de Dios". Esta tarjeta es es-
trictamente personal, como lo acabo de escribir en ella, ya
que sólo habrá trescientos lugares. Usted, señorita, podrá ir
ocho horas más tarde, la repetiremos.
 Nos despedimos luego de estas palabras y él dijo:
 -Hasta el lunes.
 Sus ojos brillaban, siempre con ese fulgor extraño, indefini-
ble: ojos de vidente.
 -Quizá se muera al tocar un poema de muerte sobre su tron-
co -me dijo mi amiga-. Y agregó -No tenía ojos: eran rayos.


*Cultura India son dos poemas que Artaud escribió el 25 de
noviembre de 1946, corrigiéndolos en más de una ocasión.

 Antonin Artaud murió cinco días después, el 4 de marzo de
1948.

Artaud actor, circa 1920. Escribirá El Teatro y su Doble
en 1938.

domingo, 18 de enero de 2015

TRES POETAS RUSAS



ELENA SHVARTS, nacida en 1948, es una de las poetas
más reconocidas de la cultura subterránea de Leningrado
en los años 70 y 80. También ha sido ampliamente traducida.

RECUERDO DE UNA EXTRAÑA HOSPITALIDAD

Una vez probé
La leche de una amiga,
La leche de mi hermana-
No para apagar mi sed
Sino para satisfacer mi espíritu.
Dentro de una taza ella estrujó
leche de su pecho izquierdo
Y en ese simple recipiente
La leche espumó y se regocijó.
Había algo pajaril en su olor,
Tufillos de ovejas y lobo, y algo más antiguo
Que la Vía Láctea, era
De alguna manera cálida y densa.
Una hija de la tierra virgen
Una vez permitió que su anciano padre bebiera
De sus pechos y así se convirtió en
Su madre. Por este acto de gracia
Su blancura apartó la oscuridad,
Una cuna substituyó a una tumba.
Desde el conducto próximo a tu corazón
Me ofreciste un trago-
¿No soy un vampiro, o sí?- Horror.
Espumó y tintineó, caliente
Y dulce, blanda, imperecedera.
Devolviendo de un empujón al tiempo
A un rincón.








OLGA SEDAKOVA nació en Moscú en 1949 y actualmen-
te enseña en el Departamento de Filosofía de la Universidad
Estatal de Moscú.  Premiada y reconocida, sus poemas han
sido traducidos a varios idiomas.

FIGURA FEMENINA

En un largo ancho velo
está parada, volviendo su rostro
a otra parte: eso parece un álamo
junto a ella;
las apariencias engañan: no hay ningún álamo ahí.
Pero ella misma vería con agrado transformarse en uno,
como aparece en las viejas leyendas,
si sólo pudiese dejar de oir:
"¿Qué ves acá?"
"¿Qué veo dónde, psicóticos?
El océano, no pueden adivinarlo?
El océano y nada más. O no es suficiente
que yo deba afligirme para siempre, y tenerlos
a ustedes atormentándome con sus preguntas?"





REGINA DERIEVA, nacida en 1949, ha publicado nume-
rosos libros de poesía, ensayo y prosa. Su trabajo ha sido
traducido a varios idiomas (sueco, árabe, francés, italiano...)
Actualmente vive en Suecia.

TEORIA DEL RECLUTAMIENTO

Hijos de puta
nacieron
con corazones de piedra
adorando a esta piedra
toda su vida.
Hijos de
hijos de puta
nacieron
con corazones de granada,
en orden de
volar en pedazos
todo,
y dejar un mensaje para sus descendientes-
entrañas
(aún humeantes entrañas)
de hijos de puta.


PENSAMIENTOS OSCUROS

Soy casi como ese oscuro pasillo
con unas pocas fotos enmarcadas
y lámparas en las paredes.
Tantos visitantes han caminado a través mío,
oscuridad y luz,
dependiendo de la iluminación.


FUENTE

Wayne Miller y Kevin Prufer. Modern European Poets.
Graywolf Press, 2008.

Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)

TRES POEMAS DE LA POETISA RUSA ELENA LAZUTKINA

 


Elena Lazutkina nació en Eisk, en la región de Krasno-
dar, en 1975. Estudió en el Instituto de Cine y Televisión
de San Petersburgo. Vive en Moscú donde enseña lenguas
extranjeras.

LA MELENA DEL VIENTO

 La melena del viento

 en el prado azul.
 Su hocico en el inútil ojo del caballo.
 Y con humo sobre los graneros
 ¿cómo encontraré mi libro de sueños?


 HA ARRUINADO TANTOS ROMANCES

 Ha arruinado tantos romances,
 destruyó tantas sonrisas,
 malgastó un océano de tiempo, y luego desapareció

 ¿cómo puede ser
 Chino?


 ME DETENGO E INSPECCIONO LOS FENÓMENOS
 REUNIDOS

 Me detengo e inspecciono los fenómenos reunidos,
 como alguna vez se paró Dubrovsky*,
 debatiendo -si matar o no matar
 al siguiente hacendado de la lista.

*Vladimir Dubrovsky es el personaje de una novela incon-
clusa de Pushkin -el referente de todo poeta ruso. Un noble
cuya tierra fue confiscada por un aristócrata, y que se con-
virtió en una suerte de Robin Hood ruso, robándole a los ri-
cos para darle a los pobres.
 Muy bien, pero... ¿quién será ese Chino?

FUENTE
Valentina Polukhina. Russian Women poets. Modern
Poetry in Translation. N° 20. King's College, London,
sin fechar.





 

lunes, 5 de enero de 2015

CUATRO NUEVAS CONSTRUCCIONES POÉTICAS





1

 Nada es más profundo que la superficialidad de la mujer (1)
 La belleza de las muchachas consiste en permanecer de
pie en la oscuridad (2)
 El traje negro y el mutismo visten de inteligencia a cual-
quier mujer (3)
 La mujer es la puerta del Infierno (4)
 La mujer sería encantadora si fuese posible caer en sus
brazos sin caer en sus manos (5)
 'Ella conoce las palabras, pero sólo se sonríe' (6)
 Es posible no pensar en la mujer del mismo modo que
no pensamos en la muerte (7)
 La mujer es más recóndita que el camino por donde
en el agua pasa el pez (8)



(1) Karl Kraus (2) Clarice Lispecto (3) Friedrich Nietzsche (4) Sankara
(5) Ambrose Bierce (6) Paul Celan (7) Cesare Pavese (8) Oscar Masotta



2

Sin compañía, excepto el miedo (1)
Llegar a no tener miedo. Ésa es la meta última del hombre (2)
El miedo es el que hace girar al mundo y no el amor. El
amor sólo reproduce a la especie, pero no es tan importante
como el miedo que conocemos antes y no nos abandona
nunca (3)
¿O devolverme vosotros, bosques de mi infancia,
cuando retorne, mi tranquilidad nuevamente? (4)
Porque hemos dormido, ¡sí! hemos dormido
¡ah! ¡sobre qué plumón de espanto! (5)
Solo en la noche me guiñé un ojo (6)
Toda la calurosa noche
 la perdiz
 insomne en su jaula  (7)
¡Ser un bárbaro y no poder vivir fuera de un invernadero! (8)
Y tu corazón late por doquier en un país de pozos (9)
La única pasión de mi vida ha sido el miedo (10)
El miedo no es zonzo pero sí triste (11)
oh amigo mío
 mi querido miedo (12)
Pero si nosotros que somos los reyes de la naturaleza
 no hemos de tener miedo,
 ¿quién ha de tenerlo? (13)




(1) Malcolm Lowry (2) Cesare Pavese (3) Paul Bowles (4) Friedrich Hölderlin
(5) Maurice Blanchard (6) Peter Handke (7) Murasaki Shikibu (8) Emile Cioran
(9) Paul Celan (10) Thomas Hobbes (11) Adolfo Bioy Casares (12) Benajmin Peret
(13) Clarice Lispector


3

 Mírame
 mírame con las manos;
 los ojos no ven (1)
 Tú que tienes flores en las yemas de los dedos
 Que me rozan como un suspiro
 de todos mis sentidos (2)
 Tus manos saben agitar
 tanto tenue lenguaje (3)
 Disipándote como el aire
 ¡La tela de tus mágicas manos!
 Tú, leve cosa, tú en el paroxismo del ardid
 ¿Osaste asumir esta figura? (4)
 Y me acarició el pelo con una sonrisa que dio a sus ojos
azules el brillo del agua movida por la brisa (5)
 ¡Qué pequeño y ligero
 es el mundo
 en tus manos! (6)
 Como un arroyo entre juncos son sobre mí tus manos;
 tus dedos una corriente helada (7)


(1) Giorgos Seferis (2) Gunnar Ekelöf (3) Tristan Tzará (4) Ezra Pound
(5) Amitav Ghosh (6) Dino Campana (7) Ezra Pound



4

 Ser es para mí 
 admirarme de estar siendo (1)
 Es dulce adormecerse
 en el corazón roto de las cosas (2)
 ...como un barco de seda (3)
 Amo el día en nuestros ojos
 lo invisible de estas flores
 el ombligo de las palabras
 la fe de la mariposa en el viento (4)
 La ventana se abre como una naranja
 el fruto hermoso es la luz (5)
 Puedes ver la brisa de la mañana
 soplando en los pelos
 de la oruga (6)
 Dios mío
 ¿por qué nos has dado todo esto? (7)
  Hazme amargo
 Cuéntame entre las almendras (8)
 Sus ojos eran como avellanas
 recién salidas del cascarón (9)


(1) Fernando Pessos (2) Aimé Cesaire (3) Lawrence Durrell (4) Erik Lindegren
(5) Guillaume Apollinaire (6) Buson (7) Malcolm Lowry (8) Peul Celan
(9) Else Lásker-Schüller

viernes, 2 de enero de 2015

POESIA ORAL DE MICRONESIA




Un territorio marino. Un inmenso territorio marino.
 Y algunas islas. Se hablan lenguas austronesias. Un térmi-
no griego que significa "islas del sur". Existen alrededor de
1250 lenguas austronesias. Ciertas islas han logrado su in-
dependencia, después de siglos de ser posesión de unos u
otros. En el siglo XIX las conquistaron los españoles, que
intentaron venderlas a Estados Unidos. Estos consideraron
que el precio era excesivo. Entonces se las vendieron a los
alemanes. Alrededor de 1920, los alemanes se las cedieron
a los japoneses. Durante la guerra del Pacífico, fueron ocu-
padas por E.E.U.U. Algunas de ellas son actualmente inde-
pendientes: Islas Marshall, Estados Federados de Microne-
sia, Nauru, Palaos, Kiribati (o Islas Gilbert). Otras le 'per-
tenecen' aún a los Estados Unidos: las islas Marianas del
Sur, Guam y Wake.
 Este territorio se encuentra al este de Filipinas, al NE de
Nueva Guinea y Australia, al N y NO de Nueva Zelanda.
Cuenta con 340 mil habitantes.


ISLAS GILBERT

PEQUEÑA ES LA VIDA DE UN HOMBRE

Aún en una pequeña cosa
(Una hoja, la mano de un niño, el titilar de una estrella)
He de encontrar una canción que merezca ser cantada
Si mis ojos están abiertos, y no se duermen.

Aún en una cosa risible
(¡Oh, escucha! ¡Los niños se están riendo!)
Hay aquello que llena el corazón hasta desbordarlo,
Y vuelve melancólicos los sueños.

Pequeña es la vida de un hombre
(No muy triste, no muy feliz);
He de hallar mis canciones en la pequeña vida de los hombres.
¡Míralos planear en lo alto!
Muy bajo en la tierra están empollando los pájaros-fregata,
Y sin embargo se elevan tan alto como el sol.


EL ALZADO DE LA CABEZA

Para hacer recto el camino de los muertos a la tierra de sus
ancestros

Alzo tu cabeza, enderezo tu camino, porque te vas a casa.
Marawa, Marawa,
A casa de Innang y Mwaiku, Roru y Bouru,
Habrás de pasar sobre el mar de Manra en tu canoa
 con fruta de pandanus como alimento;
Encontrarás puerto bajo el abrigo de Matang y Atiia y
   Abati en el Oeste,
Aún los hogares de tus ancestros.
No regreses a tu cuerpo; déjalo para nunca volver, porque
   estás yéndote a tu casa, Marawa, Marawa.
Así que, adiós por una luna o dos; una temporada o dos.
¡Adiós! tu camino es recto; no habrás de extraviarte.
Bendiciones y que la paz vaya contigo. Bendiciones y paz.

(Conjuro cantado por un habitante de las Islas Gilbert
sobre el cadáver de una joven con la que deseaba desposarse)


ISLAS MARSHALL

MAREA TORMENTOSA SOBRE MEJIT

La columna del viento está rota,
Sopla menos,
Realizamos el tabú-del-viento.
Se aquieta, aquieta, aquieta,
Totalmente quieta,
El tabú-del-viento
Produce calma, calma, calma.
El oleaje, oleaje, oleaje,
El oleaje, oleaje, oleaje,
El oleaje, oleaje, oleaje,
Se zambulle, ruge,
Se zambulle, ruge,
Se zambulle, ruge,
Crece,
El mar cubre la playa con espuma,
Está llena de la más fina arena.
Revolviendo el suelo, revolviendo el suelo,
Abofetea, abofetea, abofetea,
Abofetea, abofetea, abofetea
Sobre la playa, y ruge.


ISLAS CAROLINA

CANTO DE AMOR

Cajas de Tereked y Keremong
Apiladas unas sobre otras,
Pelevai se recuesta contra vos.

Cuando te vas al Este, Pelevai,
Yo subo a la Colina Ketund
Y me paro ahí y miro tu vela desaparecer.


CANTO DE UNA MUCHACHA

Estoy feliz en mi amor.
Quiero encontrarme con mi amado.
Él está feliz también;
Yo de Elato, él de Haluk.

De noche él viene a mí
Donde yo yazgo en la esterilla,
Aparta las esterillas de la pared,
Arranca dos de ellas y entra-
Atrevido amante, despreocupado de quien pueda haber aquí.
Yo llamo, "¿Quién es?"
Él es como mi enamorado-
Entonces sé que es él.
Conozco el fuerte, firme cuerpo
Tatuado de negro como el pájaro de un hombre-de-guerra,
Un pájaro del lejano Haluk.

Él vino a Elato a encontrarme.
"Esta es la mujer que quiero para mi amor."
"¿Me amas?" - "Si tú me amas yo también."
Me tira hacia el tatuaje de su clavícula
Y hacia el tatuaje de su brazo.
Acuesta mi cabeza en el tatuaje de su pecho.
Yo digo, "¡No! ¡No permaneceré aquí!"
(Miento, porque lo amo bien.)
Le digo, "¿Cuánto me vas a dar?
Es dinero lo que quiero; y mucho."
(Estoy mintiendo; lo amo con fervor.)
Entonces él me ama ferozmente;
Nuestros cuerpos se disuelven en uno.

Por la noche salimos de la casa,
Caminamos por ahí en la arena,
Y encontramos un hermoso lugar
En los bosques sobre una cama de hojas de cocotero.
Allí nos tendemos juntos,
Donde crece los fragantes árboles de lamul.
Él se quita el taparrabos,
me tironea hacia él.
Me abraza fuerte,
Me pone sobre sus muslos
(Fuertes jóvenes muslos son).
Me dice,
"Quiero dormir contigo en tu casa todas las noches."
Yo digo, "Tengo miedo. Eres demasiado salvaje."
Él es un buen hombre en rostro y cuerpo.
Por fin digo: "No tengo miedo. Dormiremos juntos."
Él se yergue. "Te estoy diciendo la verdad.
Mentía cuando te dije que te tenía miedo."

Él es como el negro pez ura.
Sus muslos son tan frescos como el agua del mar.
Él me mira sólo a mí.
Todas las mujeres vienen y danzan, pero él me prefiere.
Todas se pintan las mejillas con cúrcuma
Y se ponen finas polleras nuevas;
Él no puede descansar hasta encontrarme.

Por la tarde él se baña y se unge para mí.
Se pone un taparrabos nuevo y un collar de flores.
Y viene por la noche a encontrarme
¡Nos encontramos en otra parte esta vez!
Él entra en la casa. Cuando me ve:
"Te amo." - "No he olvidado,
¡Pez negro de Haluk!"
Como el raudo pez perang viene a mí.
Su casa está lejos,
Pero él recorre esa distancia en un momento.
"No te preocupes por lo que dice la gente,
La gente de Elato no está chismorreando.
Piensan que está bien que nos casemos,
Como dos árboles que crecen rectos juntos,
Aunque tú vengas de una isla distante,
Tatuado como el pez negro de Ifaluk."
Él ha venido, y yo le pertenezco;
Nos amamos bien el uno al otro,
Cada uno siente al otro como parte de sí mismo.


FUENTE

 Willard Trask. The Unwritten Song. Poetry of the Primi-
tive and Traditional Peoples of the World. Volume II. The
Macmillan Co., 1967.


AGREGADO

Un poema de una poetisa micronesia contemporánea,
llamada Patti Pedrus. Nació en la isla de Saipán (Islas
Marianas del Sur), de padres micronesios.

CULTURA PERDIDA

La isla
que una vez fue inocente
ahora está corrompida
por los vientos de cambio
Una vez nativa
ahora dando nacimiento
a una raza de culturas diversas
Una vez un lugar pacífico
ahora perturbado
por el veloz mundo moderno
La isla
una vez su hogar
nuestro hogar
mí hogar
se ha convertido en un lugar incierto en el corazón.



Versiones del inglés: Robert R. Rivas (c)